Mau y Silvi- Corsta Rica

LA BODA QUE CRUCE UNA FRONTERA ILEGAL

Hace mas de un año estuve en la boda de Mau y Silvi en Costa Rica. Y mas allá de usar este posteo para recordarlos y felicitarlos, en esta ocasión haré un acto de egoísmo y voy a contar mi historia.

Quiero contar el detrás de cámaras de esta boda y como un viaje de una semana para hacer una boda sencilla, termina en un cruce ilegal de fronteras a la luz del alba en la puna Boliviana.

Todo arranco con el llamado de  Rebe, (wedding planner y amiga):

– Nico Mau y Silvi, que ya conoces se casan y te quieren de fotógrafo. La boda es el 30 de Agosto en Costa Rica. Acá ya  se puede entrar y solo necesitas un seguro Covid, te venís?

– De una Rebe , me vendría bien escapar una semanita del invierno en Bariloche, ademas con la pandemia  hace dos años que no salgo del país.

Era un plan simple, compramos un pasaje  redondo de una semana. Viajaba de  Argentina  a  Costa Rica, llegando unos días antes para hacer la pre boda,  disfrutar del mar y el calor y luego regresaba a mi hogar en Bariloche para seguir aprovechando el invierno patagónico. PLANAZO!

Un mes antes de viajar empezaron a pasar cosas. El gobierno argentino tomaba medidas contra el covid que restringían la frecuencia de los vuelos internacionales y de pronto entre varios cambios de vuelo termine saliendo una semana antes de lo esperado.

Al llegar al aeropuerto en migraciones me dicen:

– ¿Flaco sabes que tu pasaje no tiene confirmación por el ministerio de trasporte? Puede que lo cancelen o reprogramen ¿Estas seguro que queres viajar?

Y si! ¿Qué voy a decir a 10 días de una boda ya paga y donde los novios movieron cielo y tierra para tenerme? Ademas como mucho me lo reprograman una semana… Pensé en mi inocencia …

Y así después de dos años de pandemia y de no salir llegue a Costa Rica, donde Mau y Silvi me esperaban con los Brazos Abiertos. Todo venia  hermoso,  mandaba fotos a Fer (mi pareja), hacia sesiones en la selva y disfrutaba del mar.

Hasta el día que llego ese bendito e-mail   “su vuelo ha sido cancelado” y aquí arranco la odisea de llamadas a la aerolinea para buscar la reprogramacion mas cercana. 

La primera persona que me atendió  creo que tenia un mal día o directamente odiaba  su vida. Recuerdo el cinismo con el que e dijo:

 El vuelo mas cercano para darle es en Diciembre.

 A genial me quedo a vivir acá, me consigo un alquiler, otro trabajo y un perro. Me estas tomando el pelo flaca! 

La respuesta mas  certera fue:

 Señor desde el ministerio de trasporte de Argentina no nos aprueban los vuelos a su país. Para estos 15 días que vienen solo tenemos 3 vuelos aprobados  y están completos . Le aconsejo que llame todos los días a ver si aprueban un vuelo nuevo. 

Pase creo que una semana intentando reprogarmar el vuelo, no había respuestas.

Fui a la embajada de Argentina, básicamente me dijeron: “jodase por salir de Argentina. 

Busque de comprar vuelos aprobados, ante la gran demanda los vuelos estaban en precios impensados. Un vuelo que normalmente sale $400 ahora costaba $4000.

Es difícil explicar la sensación de no poder volver a tu casa.  La impotencia que se siente no poder hacer algo tan simple, instintivo y necesario como volver a tu  hogar. Ver como todo lo que siempre fue cotidiano en tu vida se vuelve lejano y abstracto. Fueron días durisimos, por suerte del otro lado estaba Fer y mi gente de Argentina, acompañándome a la distancia y acompañandome en mas de una noche de insomnio. De este lado Mau, Silvi, Leo y Rebe  haciéndome el aguante, incluso con su boda en puerta.

Estaba destrozado, pero recuerdo que el día de la boda me apuntale el alma y me dije  “Va s a ir a esa boda pensando que al salir agarras el auto haces un par de kilómetros por el circuito chico de Bariloche y llegas a casa, justo para salir a tomar una cervecita con la Fer al lado del lago. Porque hoy  no es un día para tus problemas hoy estas para Mau y Silvi. Ellos te trajeron hasta acá, te eligieron para que los acompañes en su día.

Paso la boda y seguimos sin respuestas de la aerolínea y no solamente estaba el problema de estar varado en otro país, ya aparecía el fantasma de las bodas que tenia que ir a cumplir a Argentina.  Mucho m´as no podía seguir en Costa Rica. Tenia que regresar.

Con Fer empezamos a evaluar opciones, y todas las fronteras terrestres de Argentina estaban cerradas.  Solo pasaban camiones de carga.  El ingreso por buquebus desde Uruguay, también funcionaba por cupos diarios y corría el riesgo de quedar ahora atrapado en Uruguay. Después de unos dias de investigar Fer me dijo:

-Esta es la mejor opción, es ilegal, pero es  por lugares conocidos.
Y allí una vez mas, como si la pacha me escuchara,  salió mi amado Jujuy a rescatarme.

-Bolivia tiene sus fronteras abiertas, solo necesitas un test PCR. Te vas tomar un vuelo a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, ahí te quedas una noche en lo de un amigo, y al otro día tomas un colectivo hasta la frontera. Hay una señora, Martita, te va esperar y te va a hacer cruzar por el rio seco hacia el lado Argentino.

Y así fue, era  una madrugada donde Martita me toco la ventana del bus al llegar a la ciudad fronteriza.

-Vos so Nicolas?

-Si soy Yo.

-Bueno vamos rapido 

Baje del  bus, me subí a un auto al costado de la terminal. Manejaba un hombre y al lado se sentó martita y arranco. Dimos vueltas por un montón de callejuelas oscuras.

No recuerdo el costo de la travesia, pero recuerdo que cuando me paso el valor dije: 

-No tengo toda esa plata en Bolivianos!

Y en ese instante, el auto se  freno de un golpazo arrancando tierra y polvareda. Solo nos iluminaba la luz de una farola en la otra esquina.

-Entonces no podemos seguir. Dijo Martita

-Pero tengo dólares.

-Recibimos dólares, a cuánto?

Le pregunto la chola a su chofer.

Por suerte aceptaron mis dólares y el viaje continuo.

“Tengo que cobrar eso porque hay que pagarle al chofer, a la otra señora, a la policía , a gendarmería” Me explico luego Martita.

El auto llego al final de una oscura calle. Había un portón grande y negro. El cielo comenzaba a clarear, con el sonido de los primeros pajarós del pueblo.

El portón se abrió, me hicieron seña que baje del auto, tome mis cosas y baje. La señora me acompañado y entramos a un patio que en el fondo tenia unos arbustos secos.

“Aguanta acá” me dijo Martita

Se acerco a los arbustos miro a todos lados y me hizo seña de que me acerque.

-Callado! Me dijo.

Corrió los arbustos y la seguí. Cruzamos el  cause un rio seco y de pronto estábamos en otro patio trasero. Allí nos esperaba otra mujer.

-Este es? Le pregunto

-Si , si es este.

La otra señora me pidió que la siga, entramos en su casa por la puerta de atrás. Atravesé la vivienda casi sin ver donde estaba. Solo recuerdo esquivar  las gallinas en el patio, y luego por la puerta de adelante salí a la calle. 

Estaba en Argentina.

Camine un cuadra y llegue a la terminal de buces donde espere el próximo para llegar a casa de mi suegra. 

Mientras esperaba el sol terminaba de salir, y en la esquina una bandera celeste y blanca flameaba en una escuelita, mientras me  decía  ya esta, ya estas en casa.

Sonreí y llore, estaba en casa.

También en la espera podia ver como otros salian entraban por la puerta de la misma  casa, por los nuevos cruces fronterizos. Gente que no tenia mas opciones, porque las ciudades de frontera son asi, se vivien en un pais, se trabaja en el otro , se ama en un uno y se estudia en el otro. La gente cruzaba porque no iba a cambiar de pareja, de trabajo o de familia. Mientras en buenos Aires  se dictaban absurdas medidas que solo entorpecían y llevaban a la clandestinidad las cosas cotidianas  y ponían aun mas en jake  el cuidado de la salud,  (desde la legalidad no existe ningún control) en las fronteras la vida seguia moviendose como podia.